Dir. Alberto Morales
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LAS VIRTUDES DE GUERRA
Centenarias esculturas de un talentoso xalapeño, parte de los festejos del Centenario de la Independencia, decoran el paso diario de los xalapeños: “Las Cuatro Virtudes”.
10/08/2013 22:47:21 - Xalapa, Ver. / Lourdes García

A fuerza de verlas a diario como parte del paisaje de Xalapa durante toda la vida de la mayor parte de los xalapeños, las esculturas que decoran el llamado Paseo de Ayuntamiento, “Las Cuatro Virtudes Cardinales” pasan desapercibidas para la mayoría.



Sin embargo, sumado a su valor estético, poseen una curiosa historia que merece ser recordada.


La Fortaleza, La Templanza, La Justicia y La Prudencia, son obra del escultor xalapeño Enrique Guerra, nacido en el barrio de Techacapa el 8 de noviembre de 1871, sitio en el que transcurrió su infancia, entre el oficio de talabartero (el cual ejercía su padre) y como monaguillo del templo del típico sitio, San José.


En el arte de la talabartería comenzó a distinguirse a nivel regional por su virtud como grabador, lo que le valió el apoyo del entonces gobernador del estado, Teodoro A. Dehesa, por cuyo favor pudo asistir al Colegio Preparatorio de Xalapa, donde fue detectado y recomendado por su maestro de pintura como candidato para asistir a la Academia de San Carlos en la Ciudad de México, en la cual fue aceptado, y a donde continuó su preparación gracias nuevamente al apoyo de Dehesa, hasta concluir sus estudios y ser becado posteriormente para estudiar en la Escuela de Bellas Artes en París.


Luego de su exitosa estancia en Europa, en donde sus obras recibieron el reconocimiento de la comunidad artística, y ya con renombre, Enrique Guerra volvió a México en 1906, donde al año siguiente recibió la encomienda de realizar las cuatro estatuas a que aquí hacemos referencia, así como un escudo nacional, mismas que adornarían la fachada del edificio de la Secretaría (entonces Ministerio) de Relaciones Exteriores, en la avenida Juárez de la Ciudad de México, como parte de las obras que se inaugurarían en 1910 con motivo del Centenario de la Independencia.


Y NACEN LAS CUATRO VIRTUDES


El 13 de noviembre de 1907 se firmó el convenio entre el entonces secretario de Relaciones Exteriores, D.  José Algara y el escultor, para la realización de la obra, en el cual se especifica que el tamaño de las esculturas sería de 2.70 mts de altura, elaboradas en mármol blanco de Carrara, por ser éste “el más apropiado para la intemperie”.


Además se especifica el precio de 3 mil quinientos pesos por cada una de las cuatro esculturas, más 2 mil 482 pesos para el escudo, haciendo un total de 16 mil 482 pesos por toda la obra, con un plazo de realización de 18 meses.


Así mismo se especificaba que debido al corto plazo y la limitación de recursos en el país, las mismas de realizarían en Italia, para ser trasladadas posteriormente a México.

Imagen que aparece en Anales IIE 34 UNAM 1965 J Rojas Garcidueñas. El escultor Enrique Guerra modelando en yeso el original de “La Prudencia”.

Los modelos en yeso fueron tallados en México por Guerra en 1908, y posteriormente enviados a Carrara, Italia, para su talla en mármol, en el taller de Alessandro Lucchetti durante todo 1909. Una vez terminadas fueron enviadas a México a inicios de 1910, para ser colocadas en la fachada del edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores a mediados del mismo año, conforme a lo acordado, justo unos meses antes del inicio de la Revolución Mexicana.

Fachada del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1910, con “Las Cuatro Virtudes” y escudo nacional, obra de Enrique Guerra. (Foto Archivo Casasola)

DE LA GLORIA AL OLVIDO

Luego de contemplar desde las alturas de la Avenida Juárez el transcurso de la Revolución Mexicana, en 1923, la fachada del edificio de Relaciones Exteriores fue nuevamente remodelado e incomprensiblemente las cuatro esculturas, así como el escudo nacional, obra de Enrique Guerra, retiradas, para ser “arrinconadas” con muchas obras más retiradas de otros edificios, en bodegas de lo que fue originalmente el proyecto para el Palacio Legislativo, hoy monumento a la Revolución, en la Ciudad de México, en donde permanecieron hasta 1931.


EL RESURGIR Y LA SEPARACIÓN


Luego de ocho años embodegadas, en 1931, el Presidente de la República, Pascual Ortiz Rubio dispuso que “Las Cuatro Virtudes” fueran colocadas en el bosque de Chapultepec, hecho que se llevó a cabo parcialmente, pues sólo “La Templanza” fue colocada en una hermosa fuente en el lado sur del bosque, a un costado del centenario ahuehuete “El sargento”, presuntamente plantado por Nezahualcóyotl, pues para fortuna de los veracruzanos, en especial de los xalapeños, el gobernador Adalberto Tejeda reclamó para la capital de Veracruz parte de la obra.

La Templanza original, en el bosque de Chapultepec.

Así, mientras en noviembre de 1931 en Chapultepec era colocada “La Templanza” con una placa que dice: “La Templanza” fue esculpida en 1910 por Enrique Guerra de Jalapa, Ver. A iniciativa del Presidente de la República, Ing. Pascual Ortiz Rubio se colocó en este sitio. Noviembre 1931; el 13 de diciembre del mismo año en Xalapa se inauguraba el Paseo del Ayuntamiento, construido por el arquitecto José Burgognoni, pero coronado por “La Prudencia”, “La Fortaleza” y “La Justicia”, de Enrique Guerra.

Recorte de periódico de la inauguración del Paseo del Ayuntamiento en diciembre de 1931.

LA OTRA TEMPLANZA

Con el paso de los años, a sabiendas de que la obra original constaba de cuatro esculturas y con el propósito de que el Paseo del Ayuntamiento contara con “Las cuatro virtudes” completas, en 1979 se encomendó la realización de una copia de “La Templanza” al también escultor xalapeño, Noé Zavaleta, quien esculpió la réplica de la original, aunque a diferencia de la original elaborada en mármol de Carrara, se hizo en mármol de Tatatila, esto comprensiblemente debido al costo del material.


A la izquierda, La Templanza original de Enrique Guerra, que se encuentra en el Bosque de Chapultepec en la Ciudad de México; a la derecha la reproducción de Noé Zavala, en el Paseo del Ayuntamiento de Xalapa.

Otro dato curioso es que la misma fue esculpida en dos trozos de mármol, ya que uno no fue suficiente, detalle que se puede observar a la altura de los hombros, donde se unen las dos piezas.



Debido a que no alcanzó un bloque para tallar la reproducción de La Templanza, el escultor Noé Zavaleta debió utilizar dos bloques para hacerla, por lo que es visible la unión de los mismos a la altura de los hombros.

100 AÑOS DE HISTORIA

Así pues Xalapa cuenta con una histórica obra de arte, con 103 años de antigüedad, hermosa, majestuosa, con la que se conmemoraba el Centenario de la Independencia, la cual requiere ser más valorada, su historia más difundida y el trabajo de su autor, Enrique Guerra, más difundido y reconocido.