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25/05/2014 14:46:49 - Xalapa, Ver. por Helí Herrera Hernández

El mito de un modelo económico con oportunidades y bienestar para todos, que vendieron los neoliberales a partir del gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, se ha convertido en una tragedia para más del 80 por ciento de los mexicanos que compraron aquel proyecto de menos Estado y más iniciativa privada.

Baste pararse en cualquier parte por mencionar plazas públicas, escuelas, esquinas, comercios, restaurantes, iglesias, supermercados, edificios o urbanos para escuchar el desencanto de miles y miles de compatriotas que ya no ven como satisfacer sus necesidades más elementales, quejándose de que el dinero ya no les alcanza para nada, ni siquiera para morirse como me lo dijo una señora en Jalacingo que tuvo que andar prorrateando para comprarle la caja a su marido que falleció buscando empleo en sus últimos dos años.

Fue priísta toda su vida. Era de los que operaban a favor de su partido elección tras elección, defendiendo siempre lo mismo a Salinas que a Zedillo y, en las elecciones federales pasadas un apasionado de Peña Nieto, apostándole, creyéndole y promocionándolo como aquel candidato que como presidente de México iba a bajar los precios de la gasolina, la luz, el gas, que no iba a subir los impuestos, que iba a generar millones de empleos, que iba a combatir la corrupción sin importar que los corruptos y corruptores militaran en su partido. El fue el primero en ser su damnificado porque reitero, murió sin conseguir empleo en lo que va de su mandato.

La decepción invade a millones de priístas que vieron en el retorno de su partido a los pinos una garantía para, en primer lugar, afrontar el desastre de los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, y en segundo lugar, para impulsar el crecimiento económico de México basado en lo que el exgobernador del Estado de México preciso en los dos debates entre candidatos a la Presidencia de la República televisados, así como en la oferta electoral que hizo a lo largo y ancho del país, pero que al llegar como titular del Poder Ejecutivo éste ha resultado un verdadero fiasco.

La esperanza era, desde luego, para los más pobres y la clase media que, a pesar de no haber votado muchos de ellos por don Enrique, creyeron que ahora si éste político tricolor podría revertir los daños que el neoliberalismo les ha causado y que les ha hecho perder capacidad de compra con su salario, repercutiendo no solo en menos alimentos, sino en menos seguridad social, menos ropa, menos escuela, menos diversión, menos deporte, y hasta menos tranquilidad porque no ha podido revertir lo que fue su compromiso principal de darle paz y seguridad a los mexicanos.

La tragedia para estos más de 80 millones de compatriotas lleva rato, más de 29 años, y de acuerdo con lo que anuncian dos de los tres más importantes medios de economía en el mundo, el diario Financial Times y la revista The Economist el sufrimiento continuara, dado que criticaron el 23 de mayo la conducción de la política económica del gobierno peñanietista, advirtiendo, además, que miente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público al afirmar que tendremos para este año un crecimiento del Producto Interno Bruto del 3.9 %, cuando en la practica llegaríamos, cuando mucho, a un 2.7 por ciento.

Estos estándares sin embargo no solo lastiman a los miserables, pobres y miembros de la clase media, sino también a los integrantes de la burguesía que no perciben la recuperación económica tan cacaraqueada por un lado, y por el otro se sienten apaleados por unas reformas hacendarias que estrangulan las pocas ganancias que tienen, obligando a muchos de ellos a cerrar sus empresas, sus industrias, generado todo esto una tasa de desempleo, la más alta de los países denominados emergentes.

Y si en este país los ricos también empiezan a llorar la situación económica del país es entonces desastrosa, de recesión, de pronósticos reservados porque la principal apuesta del Presidente y su grupo de tecnócratas eran las reformas laboral, educativa, hacendaria, energética y de telecomunicaciones, dado que afirmaban un día si y al otro también, que estas iban a ser las detonadoras de un crecimiento económico envidiable, generador de empleos bien remunerados, de salarios con capacidad de compra, de recuperación de estándares de vida similares a los que se vivieron en el modelo desarrollista o milagro mexicano. Nada más lejano que todo esto.

Las noticias del Financial Times y de The Economist, voceras del modelo económico neoliberal son lapidarias para México y los mexicanos pero no por culpa del país o de sus habitantes, sino de todos esos políticos que llevan más de 29 años aplicando una serie de políticas públicas privatizadoras, que a pesar de estar observando año con año sus efectos negativos en el bienestar de sus gobernados, siguen ofreciéndoselas a compatriotas incautos que se las compran en ese circulo perverso de yo te empobrezco pero tu me das poder; yo te doy limosnas en cada elección pero tu me haces Estado; yo te tiro un bolillo pero tu votas por mi.

Nos prometieron la gloria cuando privatizaron los bancos arguyendo que iban con esa medida a impulsar el desarrollo de la nación y solo enriquecieron con el FOBAPROA y sin el a banqueros, primero mexicanos y luego extranjeros. Nos prometieron con la privatización de la industria telefónica que íbamos a ser felices para siempre, y solo lograron que su comprador pasara de ser un mediano empresario mexicano a convertirse, con las ganancias de TELMEX en el hombre más rico del mundo. Nos prometieron que con la reforma energética iban a bajar los precios de los combustibles y éstos, en lugar de bajar siguen subiendo. Y nos prometieron que con la reforma en telecomunicaciones iban a bajar los precios de Internet, cable, teléfonos y televisión de paga, y estos siguen subiendo.

Hoy, los expresidentes de México que privatizaron todo esto cobran, en decenas de miles de dólares a las empresas que las compraron, su servilismo, su traición al pueblo de México, su antipatriotismo de desmantelar lo que era de la nación y de los mexicanos.

Hoy, los neoliberales peñanietistas nos han vuelto a decir que nuestra economía iba viento en popa pero nos han vuelto a mentir, y los efectos de esa infamia son más pobreza, más miseria, más tragedia, más impotencia de no poder hacer nada contra estos perversos políticos neoliberales.

Helí Herrera Hernández

plazacaracol@hotmail.com

Twitter: HELÍHERRERA.es