Un fenómeno de 20 años que igual atrae a mujeres que hombres. Oímos que alguien dice: “ahí  va el Canelo” y es como una orden a levantarse y buscar con la mirada hacia donde un conjunto de masa se mueve.

28/03/2011 09:30:22 - Xalapa, Ver. por Salvador Muñoz

Efectivamente, allí estaba el Canelo en el MIX, “transformer” de la ciudad capital que lo mismo es salón de baile, sitio para eventos partidistas, museo interactivo o cuadrilátero.

Por cierto, poco a poco “el cuadrilátero” va venciendo al “ring”, como todavía pero ya con menos fuerza, se utiliza este vocablo para referirse al sitio donde se enfrentan los pugilistas.

“Ring” o aro, es la forma que se hacía por los espectadores en torno a los boxeadores al principio de este deporte.

Mi mujer insiste en que las damas vienen por ver al Canelo y todavía define al box como el encuentro de dos hombres que se rompen la madre y dos mujeres que se exhiben en el cuadrilátero... se refiere a las chicas Corona que anuncian cada round... para mí, amante del deporte de las orejas de coliflor, su definición me causa risa pero no deja de ser un gancho al hígado a mi gusto pugilístico.

Y para rematarme, me acomoda un uppercut con un chiste que llamo misógino cuando me pregunta: ¿Sabes por qué le pasan las tabletas del round? (A las chicas de Corona)

—No, ¿por...?

—Porque no sabrían qué número va...

¡A la lona! No pude evitarlo... me hizo reír su maldad.

La función de box, “Un Nocaut a favor de la Casa de la Juventud Veracruzana”, promovida por el Injuver ¡fue un éxito! al menos en lo que se refiere a taquilla. En cuanto a la función, creo, debió anunciarse que habría algunas peleas de exhibición entre algunos pugilistas de Guadalajara, tierra del Canelo, contra jarochos.

Y es que era evidente la desigualdad con los tapatíos, que a todas luces si no eran profesionales, sí semi. En cambio, nuestros paisanos, lo amateur lo transpiraban desde sus calzones hasta su físico. Pocos, muy pocos, exhibían el cuerpo trabajado en el gimnasio con el costal, la pera, la sombra y el mismo ring.

Por eso, no extrañaba que en el primer round nuestros paisanos besaran la lona o los dos o tres que aguantaban hasta el tercer round, de manera sorpresiva, el referi parara la pelea ante un absurdo “nocaut técnico” que nadie comprendía, lo que provocó la rechifla del respetable contra el tercero sobre la lona.

Dos o tres peleas que valieron la pena... el resto, pareciera que fue un entrenamiento para los amigos del “Canelo Promotions”.

La pelea estelar, de Leo Santa Cruz, joven nacido en el estado de Michoacán, contra Stephane Jamoye, joven belga, ofreció un grato espectáculo, tanto por los ganchos a la zona hepática del latino como por la valentía del europeo.

Lo curioso: La gente vitoreaba “¡México, México, México!” en alusión a “Terremoto”  Santa Cruz, pero realmente el boxeador radica en Estados Unidos desde hace muchos años... es decir, es más gringo que mexicano.

Por otro lado, Jamoye venía de haber perdido un cinturón en discutida decisión de los jueces ante Tomoki Kameda, “el Mexicano”, quien es de los pugilistas que viene empujando “Canelo Promotions”.

Pero fue indiscutible el triunfo de Santa Cruz ante severos ganchos al hígado que hicieron llorar a la novia afligida del belga que, desde una esquina del “ring”, veía cómo caía el valiente europeo (y elegante, dice la mujer... le gustaron sus calzones y zapatillas).

En fin... ojalá eventos como éstos hubiera más seguido en la capital veracruzana. De haberlos, lo más seguro es que en menos de un año, los estudiantes que vienen a esta ciudad capital, tendrían su Casa de la Juventud, que fue el principal motivo para que Canelo Promotions, Golden Boy y Televisa, pusieran a Xalapa, la noche del sábado, en el escenario nacional.

Bien vale la pena reconocerle a Lorena Piñón, a Manuel Galeana y a todo el equipo Injuver, el esfuerzo realizado para dar el primer paso a un sueño que es hacer la Casa de la Juventud que se planea, albergue a 400 estudiantes que gozarán de dormitorio, comedor, un auditorio, canchas de diversos deportes, entre otras cosas.

Por supuesto, también merecido reconocimiento a patrocinadores y alcaldes de Xalapa y Poza Rica, Elizabeth Morales y Alfredo Gándara, por subirse al ring con Lorena Piñón y dar batalla en este juego de la vida en pro de los jóvenes.

Comentario aparte: muy amable y accesible la alcaldesa que se acercó a los espectadores a tomarse fotos del recuerdo y repartiendo besos que daba gusto tanto a damas como a niños y a uno que otro caballero que no perdió la oportunidad de estar cerca de la señora Presidenta.

Por allí también se vio a Tomás “El Pijul” Carrillo Sánchez disfrutando de la pelea.

La ausencia del Gobernador fue notable... un baño de pueblo, en ese caluroso sábado por la noche, no hubiera estado mal...

Lorena Piñón sencillamente demostró al gobernador que, con pocos recursos y mucha imaginación se puede hacer más de lo que mucho presupuesto puede lograr.

Y sí... también gracias a la bondad del Canelo, fenómeno del arte de las orejas de coliflor, que cada vez que se paraba sobre el ring, provocaba el grito de las damas y la euforia de los caballeros. Fotos, firmas, saludos y sonrisas repartió el Canelo en la función del sábado por la noche.

Lo acepto... tuve a tres líneas al Finito López y al Canelo Alvarez para tomarme una foto pero siendo sinceros, he de presumirles un poco.

Sobre el ring había una figura que pasó desapercibida por la mayoría de los espectadores. Era “el Papelero” Ortega, de las grandes figuras del boxeo xalapeño, quien de vez en vez, era el encargado de alzar el brazo de los triunfadores en el cuadrilátero.

“El Papelero” fue discípulo de Mario Flandes en la arena Xalapa junto con “El Cucaracho” Landa, “Albañilito” Huerta, Juan Rodríguez (qepd), quien peleó tres veces con Rubén Olivares “El Púas”, en esta ciudad capital (un empate y dos derrotas se llevó, creo).

En esa camada de grandes pugilistas atenienses están también Ángel Espíritu y “el Marimbero”.

Sí, Xalapa hace muchos años dejó de ser cuna de grandes puños, por eso no me extrañó que la gente se volviera loca viendo a Saúl “El Canelo” Alvarez o al “Finito” López y no reconociera al “Papelero” Ortega.

Claro, son otras épocas... y si bien no pude saludar al héroe del momento, puedo presumir que estaba sentado e intercambiando comentarios en torno a las peleas con otra gran figura del Arte de Fistiana: Amador “El Chamaco” López, campéon Guantes de Oro, peso gallo, pre-nacional,  discípulo del maestro Colás, allá por los 60’s, quien ante la impotencia de ver cómo caían una y otra vez los veracruzanos ante los tapatíos, a cada rato decía: “Mejor hubiera subido yo”.

Sí, ese sábado, tuve clases de box y sin ponerme los guantes. Tuve la exclusiva con un campeón. 

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